
30 años, millones de latas, el mismo precio
El caso del Té AriZona
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IDEA CLAVE
Mientras el mundo entero ha normalizado que todo suba de precio, una marca de té decidió lo contrario. Este es el caso insólito —y ético— de AriZona, la bebida que reta la lógica inflacionaria del mercado.
El Té AriZona empezó en Nueva York. Su dueño, Don Vultaggio, nació en Brooklyn y nunca había visitado Arizona, pero decidió nombrar su bebida como un lugar que evocara calor, salud y sobre todo, las ganas de un buen té helado.
La bebida fue lanzada al mercado en 1992 a un precio de 99 centavos de dólar. Hoy, más de 30 años después, una lata de té AriZona cuesta exactamente lo mismo ¿cómo es posible?
Aunque la respuesta tiene múltiples factores de negocios, la decisión es, ante todo, un principio ético: ganar lo justo sin castigar al consumidor.
Durante una entrevista para People, Vultaggio explicó su razonamiento: “Somos exitosos. No tenemos deuda. Somos dueños de la empresa. ¿Entonces por qué (habría de subir el precio)?...¿por qué las personas que batallan para pagar la renta, tendrían que pagar más por nuestra bebida? quizá es mi pequeña manera de contribuir”.
Y agregó que nunca dejará de luchar para mantener el mismo precio por lata.
La postura de AriZona, evidentemente, es posible gracias al éxito del negocio, pero también invita a reflexiones pertinentes desde el capitalismo social: ¿Cuánto es un margen justo en un producto o servicio? ¿Realmente los precios tienen que subir siempre? Si un negocio es exitoso ¿debe buscar constantemente incrementar las ganancias de sus accionistas, así sea a costa del consumidor?
La marca AriZona, de hecho, ha logrado algo poco común en Estados Unidos: ser apreciada por públicos de ideologías distintas. En la encuesta anual de Axios/Harris Poll realizada a más de 16,000 adultos estadounidenses en marzo de 2025, AriZona Beverage Co. aparece entre las 10 empresas mejor valoradas tanto por personas identificadas con el Partido Republicano como con el Demócrata. En un contexto de polarización creciente, esta transversalidad no solo habla de una estrategia de producto exitosa, sino de una conexión emocional genuina con el consumidor que va más allá de la política.
Haciendo lo ilógico posible: éxito sostenido, sin subir precios
Hay que ser claros: ¿mantener el mismo precio por más de 30 años ha hecho ganar menos dinero a AriZona? la respuesta es sí, por unidad, pero no por volumen.
Cuando vendes billones de latas entre todos tus productos y sabores, sigue siendo un negocio creciente. Forbes ha calculado el valor de la familia Vultaggio -Don y sus dos hijos- en más de 4 billones de dólares.
Mantener el precio es posible, en primer lugar, porque AriZona sigue siendo de las pocas compañías transnacionales de bebidas que se mantienen independientes, no como parte de un conglomerado. Esto implica que sus directivos pueden tomar este tipo de decisiones.
En una entrevista para Fortune en 2022, Vultaggio insistió en la idea de que cargarle todos los costos al consumidor, no es una buena apuesta en el largo plazo: “tu empresa tiene que lidiar con aumento de costos, pero tus clientes también…y si les cargas la mano, nadie gana”.
AriZona, claramente, ha apostado por un negocio de volumen, pero es una realidad que insumos como las hojas necesarias para hacer el té y el aluminio con el que se fabrican las latas, han aumentado de precio a través del tiempo.
La clave, de nuevo, está en el volumen de ventas, pero también, en lo que ese volumen significa: un lazo emocional con sus clientes. Por un lado, porque han sido más de 30 años de una promesa cumplida (mantener el mismo precio), y por otro, un constante compromiso con el bolsillo del consumidor.
Esto ha creado una gran lealtad a la marca: “algo debajo de un dólar siempre es atractivo…yo empecé como un trabajador, y presupuestar tus finanzas cada día era parte de mi vida”, relató Vultaggio en una entrevista al LA Times en 2022.
Agregó también que el precio fijo construye un sentido de confianza en los clientes, una suerte de garantía: “les dice: confía en mí, voy a cuidarte, no te voy a cobrar un precio terrible”.
El mandato de mantener el mismo precio ha llevado a la compañía a implementar procesos de innovación y mejora constante en aspectos como reducción de costos, mejoras operativas y obtención estratégica de insumos. En general, ha impulsado a AriZona a convertirse en una compañía cada vez más eficiente y disciplinada.
A esto se liga la capacidad de mantener disponibilidad constante de la bebida para los distribuidores, con la seguridad de que no cambiará su precio.
Volúmenes gigantescos, lealtad de marca y una operación cada vez más eficiente le dan a AriZona también un flujo constante, que le permite reinvertir.
Ganancias y compromiso social pueden ir de la mano
El caso de AriZona ha llamado la atención de medios y negocios por años. Si bien cada industria y empresa tendrá sus particularidades, la experiencia de AriZona no necesariamente invita a tener un precio fijo por décadas como única práctica.
Quizá algunas reflexiones más relevantes son: ¿cuál es la consideración ética al momento de definir un precio al consumidor? ¿Cómo pueden compaginarse las finanzas sanas con el apoyo a quien hace posible que una empresa exista? ¿Cómo crear y transmitir un genuino compromiso con el consumidor, para establecer un lazo de confianza con la marca?
Desde la lógica del capitalismo social se concibe a la empresa como un organismo económico con dimensión social, cuyos beneficios deben reflejarse en todos sus grupos de interés. Más aún, declara el Manifiesto Capitalismo Social: “es nuestro deber garantizar un impacto positivo en cada mercado que participemos, utilizando nuestra influencia y potencial transformador como una fuerza que construye bienestar común”.
En términos económicos, el alza de precios por inflación no siempre es necesario. Si bien es cierto que en las economías modernas los precios tienden a subir por múltiples factores —desde aumentos en costos de producción hasta ajustes macroeconómicos—, también es verdad que algunas alzas responden más a decisiones empresariales que a necesidades reales. AriZona demuestra que es posible amortiguar los efectos inflacionarios cuando se prioriza la eficiencia operativa y el compromiso con el consumidor por encima del incremento automático de márgenes. El caso evidencia que la inflación no es una fuerza ineludible, sino una variable que puede administrarse con responsabilidad, especialmente cuando existe la voluntad de equilibrar rentabilidad con propósito social.
Decisiones de negocios basadas en principios
El caso de AriZona nos invita a pensar que si las decisiones económicas obedecen a principios, a una filosofía de compromiso social, avanza la posibilidad de una economía más justa.
Por supuesto, el negocio tiene que ser negocio para funcionar y crecer, pero hay maneras de hacerlo con sensibilidad. Y algunas cuestan 99 centavos.