
Asumir un compromiso social con firmeza
Para hablar sobre el compromiso social fuera de la empresa y hacia la sociedad, primero debemos entender nuestro rol como empresarias y empresarios en lo público.
Tiempo de lectura: 11 minutos
IDEAS CLAVE
01.
La tragedia de los comunes explica cómo nuestro actuar privado puede crear problemas públicos
02.
Necesitamos actuar colaborativamente en temas importantes como el deterioro ambiental y la calidad de vida de la ciudad
03.
Parte del compromiso social implica buscar la colaboración con gobierno y sociedad civil
04.
Bajo el modelo de grupos de interés, nos puede ir bien haciendo el bien para nuestros empleados, proveedores, clientes, comunidades de operación y accionistas
05.
La sociedad también espera que el empresariado se involucre en problemas públicos
En textos anteriores hemos argumentado por la importancia de crear libertades para otros, incluyendo la de emprender, y por situar a la dignidad humana en el centro con los derechos humanos como piso mínimo. Para hablar sobre el compromiso social que necesitamos para extender estos pilares fuera de la empresa y hacia la sociedad, primero debemos entender nuestro rol como empresarias y empresarios en lo público.
La manera más sencilla es aplicar la viñeta de la tragedia de los comunes, citada frecuentemente en las ciencias ambientales y sociales. En esta situación, quienes actúan bajo interés propio con acceso a recursos limitados que le corresponden a todas y todos terminarán causando que se agoten o destruyan. Me podré beneficiar individualmente, pero los costos que generaré serán colectivos.
Nos debe sonar familiar esta situación. El 11 de octubre de este año, la contaminación atmosférica de la Zona Metropolitana de Monterrey cubrió casi totalmente la visibilidad de sus cerros, principalmente por la actividad industrial en Santa Catarina, Escobedo y Apodaca. Similarmente, las avenidas principales de la ciudad están llenas de panorámicos que, si bien son legales, suman a que Monterrey ocupe el segundo lugar de contaminación visual del país. Y si uno camina la mayoría de las banquetas en la metrópoli, se dará cuenta fácilmente que los anuncios y postes privados imposibilitan el paso a los peatones y a los ciclistas de manera generalizada.
En todos estos casos de ciudad, los problemas públicos - en el sentido que afectan a toda persona que viva en la ciudad, y en el sentido en que también son responsabilidad del gobierno y la sociedad civil - se generaron en gran medida por la acción del interés propio del sector privado. Y son ejemplos claros en los que se degradan los bienes colectivos: el derecho a un medio ambiente limpio y sano, el disfrute de la ciudad y la posibilidad de disfrutar el espacio público sin usar un carro.
Pero aquí tenemos un problema de escala con el compromiso social. ¿Solamente se trata de evitar que mi acción empresarial afecte a otros? ¿Debería intentar impactar positivamente a otra parte de la sociedad para balancear el daño que pudiera hacer? Bajo la premisa de que lo hago solo por mi cuenta, mi trinchera y mi campo de acción para beneficiar a la sociedad serían muy limitados.

El compromiso social implica entonces orientarse hacia la acción en conjunto: reconocer que los temas más urgentes del planeta no sólo se resolverán de nuestro lado por el altruismo del sector, sino también por una creación de valor involucrada desde la empresa en diálogo constante con los gobiernos, la academia y la sociedad civil
Al reconocer que los problemas son públicos, sin embargo, el compromiso social implica entonces orientarse hacia la acción en conjunto: reconocer que los temas más urgentes del planeta no sólo se resolverán de nuestro lado por el altruismo del sector, sino también por una creación de valor involucrada desde la empresa en diálogo constante con los gobiernos, la academia y la sociedad civil. Esta colaboración puede suceder en escalas de todo tipo: transformar la calle en frente del negocio, reunir financiamiento para efectuar impacto estratégico en tiempos de crisis, y hasta contribuir activamente al rescate y cuidado del patrimonio natural.
Algunas empresas podrán ver como demasiado riesgoso el ser más activas fuera del mundo organizacional. Pero Kabrina Chang, profesora de la Escuela de Negocios de Boston University, piensa que esto es aún más riesgoso: “No creo que la pregunta sea todavía si una empresa debería involucrarse en temas sociales o políticos. La demanda de que lo hagan va a venir inevitablemente de uno o más grupos de interés.” Eugenio Garza Sada inclusive afirmaría que “"el empresario [o empresaria] que solo se ocupa de su empresa ni siquiera se ocupa de su empresa.”

“No creo que la pregunta sea todavía si una empresa debería involucrarse en temas sociales o políticos. La demanda de que lo hagan va a venir inevitablemente de uno o más grupos de interés.”
-Kabrina Chang
Y si tomamos como premisa el que el propósito de la empresa es el crear valor para sus grupos de interés, incluyendo aparte de sus accionistas a sus empleados, proveedores, clientes y comunidades de operación, no tenemos que actuar fuera del interés propio para asumir un compromiso social.
Bajo un modelo de grupos de interés, nos puede ir bien haciendo el bien, y para desplegar este impacto cito al Harvard Law School Forum on Corporate Governance:
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En términos de nuestros empleados, asumir un compromiso social puede llevar a más innovación, más productividad, mayor retención, mayor satisfacción en el trabajo y a equipos diversos que generen perspectivas que alimenten positivamente nuestras empresas.
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Para nuestros proveedores, asumir un compromiso social genera una buena reputación en nuestras industrias, mayor confianza y armonía, y una interdependencia beneficiosa para ambas partes.
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Al actuar de una manera congruente y comprometida en público, nuestros clientes nos recompensan con lealtad, valor a nuestras marcas y marketing de boca en boca con segmentos de consumidores afines.
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En nuestras comunidades de operación, invertir y generar lazos reales puede llevar a una confianza para operar, alianzas que cambian vidas, una mejor imagen pública y un sentido generalizado de ser miembros activos del lugar en donde nos situamos.
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Nuestros accionistas se beneficiarán de las mejoras en rendimiento, pero al asumir un compromiso social también recibirán valor la mitigación de riesgos de gobernanza al actuar con una visión a largo plazo.
Y fuera de nuestros círculos inmediatos, la sociedad sí espera que nos involucremos para la solución de problemas públicos. De acuerdo a la EPEC 2020, con representatividad de la Zona Metropolitana de Monterrey, 68% de los encuestados espera que las empresas como organizaciones se involucren para ofreccer mejores salarios y prestaciones, atender el medio ambiente, contribuir a reducir la desigualdad y promover la legalidad y combatir la corrupción.
Esto debe ir más allá de solo operar programas de responsabilidad social, en especial si no actuamos congruentemente. De acuerdo a Gillian White, en el 2011 95% de las compañías globales más grandes tenían este tipo de programas, al mismo tiempo que 30% de estas participaban en cabildeo político para menos regulaciones ambientales que lograran un crecimiento más rápido. Para V. Kasturi Rangan, lo que distingue a las empresas que hacen un impacto real es que sus programas están alineados con el propósito de negocio, con los valores de sus grupos de interés y con las necesidades de las comunidades en las que operan.
¿Qué tipo de líderes de negocios necesitamos para actuar con todo esto en mente? Dominic Barton de McKinsey creó la frase “atletas de tri-sector”: aquellos que tienen experiencia privada, pública y social, y más específicamente, que cuenten con un deseo de crear valor público, redes fuertes, entendimiento cultural, expertise en varios temas, habilidades transferibles y la posibilidad de hablar en el lenguaje de cada sector. En la Iniciativa Capitalismo Social pensamos que esto sucede independientemente de la experiencia y lo hemos conceptualizado como el liderazgo humanista: aquel que utiliza sus capacidades, autonomía y recursos para contribuir al desarrollo humano.
Este será el tipo de liderazgo que exploraremos en futuros textos. Cualesquiera sea el nombre, sin embargo, algo es claro: el libre emprendimiento, la dignidad humana y el compromiso social son parte de una misma red interconectada en nuestro actuar más allá de nuestras industrias, el tamaño de nuestras empresas o las circunstancias geográficas en las que operemos.
Sobre el autor
José Ery Díaz es consultor de comunicación política en Altius Consultores y Lic. en Relaciones Internacionales por el Tec de Monterrey. Trabaja con organizaciones de todo tipo para co-crear campañas y textos que transmitan sus mensajes.
Bibliografía
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